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¡𝐃𝐞𝐬𝐩𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚 𝐖𝐚𝐭𝐬𝐨𝐧!


Sherlock Holmes y su asistente Watson están de paseo por el campo. Luego de haber instalado su carpa, se duermen plácidamente. En medio de la noche, Holmes despierta a Watson: —¡Watson! Observa las estrellas y dime qué conclusión sacas. Watson responde: —Veo miles de estrellas, y aunque sólo algunas de ellas tienen planetas orbitando en torno suyo, no es improbable que algunos de los planetas se asemejen a la Tierra. Si algunos de los planetas se asemejan a la Tierra, también es probable que exista vida en ellos. Ante ello, Holmes responde: —¡Watson, estúpido, alguien ha robado nuestra carpa!


[…]


¿Qué le está pasando a la gente —otra vez— en estos días? Muchos se asombran de que ni una pandemia, ni la agudizada crisis social y económica detienen a las personas en su camino a los placeres del asueto —ya esperar recogimiento espiritual sería pedir demasiado— sin embargo, debemos ser francos; en nuestro singular país… poco sorprende ya.


Son días de semana santa, de pandemia, de elecciones, de juicios emocionantes como vergonzosos, de playa, de finales de futbol y de todas esas cosas que atraen la atención de “Watson”; días que no le permiten, advertir lo que es prioritario.


Una vez más, notamos que las mayorías viven en invariable estado de somnolencia. Distraídos en las obviedades y con ello, ajenos al presente y al futuro. A casi nadie le importa por ejemplo el desastre que se gesta lenta y sigilosamente en los recintos del CNE, mientras los distractores hacen su magnífica labor. En compañía de un coco helado o de un pescadito con tajadas y encurtido los Lps. 1,100 millones gastados en la burla del reciente proceso, son ya agua pasada. Como dijo alguien por ahí… ya nos tienen bien medidos. Realizar elecciones primarias apenas 2 semanas antes de la locura de semana santa está lejos de ser una casualidad.


En Honduras hace días que nos robaron la carpa y “Watson” aún no lo nota. Pero claro, es precisamente parte del maquiavélico esquema empobrecedor: robarles a las personas la capacidad de pensar, el discernimiento, el juicio, la cordura, la sensatez, la curiosidad y la determinación para exigir y demandar lo que por derecho le pertenece; la fuerza para indignarse y rechazar todo aquello que le hiere y le condena a morir de forma lenta.


A pesar de que Sherlock —de distintas maneras— le hace ver que no hay más carpa que dé protección… “Watson” se impresiona apenas por un instante, uno fugaz… y poco a poco… vencido por el sueño de la media noche y el cantar susurrante de los grillos y los anfibios, cierra lentamente sus párpados y se rinde al placer del reposo y la inactividad.


Buenas noches.


Att. W. Cruzant

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