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“Carlos”, el guardia inseguro


El problema con “Carlos”, el guardia de seguridad que está en la puerta de entrada al Denny’s del Blvd. Juan Pablo II, no es precisamente el hecho de que esté invirtiendo su temprana juventud en ese peligroso y estéril trabajo. —Seguramente esta fue una de sus últimas opciones ya que no es en lo absoluto normal ver guardias de seguridad jóvenes. Esta usualmente suele ser una actividad de gente mayor, policías retirados o ex militares de bajo rango.— El problema de “Carlos” no es tampoco que deba hacer turnos continuos de 12 a 24 horas día de por medio. No es el hecho de no tener un día libre por semana —trabajando hasta 80 horas semanales—, ni tampoco que no se le pague horas extras ni mucho menos el salario mínimo que indica la ley. [1]

A él no le inquieta en lo absoluto que en el último quinquenio el número de compañías de seguridad en Honduras se haya duplicado —obviamente por la imparable inseguridad— y lo más probable es que no se dé por enterado de las 685 denuncias hechas en la Dirección de Control de los Servicios Privados de Seguridad y otros Servicios (DIPSPS) en lo que va de 2019 por: maltrato a los ciudadanos, no andar correctamente sus uniformes, portación de armas no registradas, y otra serie de faltas que ameritan audiencias de descargo. [2]

El mismo director de la DIPSPS se confiesa y advierte que: “hay muchas empresas que han contratado guardias que ni siquiera manejar un arma pueden, el único requisito para ser guardia de seguridad es ser mayor de 21 años y ya estuvo”

El verdadero problema de “Carlos” es el de la mayoría de guardias privados de este país: son improvisados, no tienen entrenamiento adecuado, no gozan de seguro médico y algo importante: no están motivados.[3] Trabajan por mera necesidad, sin pasión ni aspiración alguna más que recibir su vejatorio salario —del que por cierto, les son deducidos los uniformes, carné de identificación y zapatos—[4]

Es por ello quizá, que en los 10 minutos que he estado observándole discretamente desde el auto, “Carlos” ha dedicado el 80 o 90% de su atención a ver la parte baja posterior de la cintura de sus compañeras meseras en receso y de cada cliente —mujeres preferentemente— que entra y sale del restaurante.

10 minutos mal invertidos para todos. Pero que, a “Carlos”, le pueden costar la vida.

Un abrazo. W. Cruzant

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[1] https://criterio.hn/2019/03/27/91-de-guardias-de-seguridad-que-trabajan-para-el-gobierno-no-reciben-el-salario-minimo/ [2] https://www.elheraldo.hn/pais/1245765-466/guardias-de-seguridad-deber%C3%A1n-de-someterse-a-pruebas-de-confianza [3] https://elpulso.hn/la-inseguridad-laboral-de-un-guardia-de-seguridad/ [4] http://asjhonduras.com/webhn/tag/guardias-de-seguridad/

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