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“¡Inyectaron las nubes para que cayera agua hoy!”


Es probable que pocos hondureños no hayamos escuchado esta frase expresada por Salvador Nasralla en una de las marchas de la Alianza de Oposición en febrero de este año; argumentando Nasralla, que el Gobierno habría inyectado las nubes de manera deliberada y con ello, boicoteado la marcha convocada para ese día. Según Salvador, era muy inusual que en esa fecha se diera una tormenta de tales características.

Algunos quizá escucharon estas declaraciones de manera directa en algún medio de comunicación o quizá supieron de ella por algún amigo o familiar. El caso es que sería raro no conocer la anécdota por el revuelo mismo que provocó. Un revuelo que, como es costumbre en nuestro país, se genera gracias a la condición imprescindible de lo sensacionalista, amarillista, escandaloso o dantesco. Con lo anterior quiero decir que, en nuestros medios de comunicación, lo trascendente suele ser aquello reñido con la virtud, y más bien apegado a lo efímero; lo insustancioso versus lo provechoso; lo nimio frente a lo urgente… y en no pocos casos lo distrayente contra lo primordial. A lo mejor es que el contenido realmente valioso resulta muy fatigoso para nuestras mentes sedadas por la inactividad y sedentarismo de nuestro tiempo. El morbo suele ser “mejor negocio”—en el sentido figurado y también literal— pues demanda menor esfuerzo y apela más a nuestro instinto primitivo, a nuestro cerebro reptiliano.

El caso es que la frase de Nasralla voló como pólvora y fue destacada como una bufonada. Una jocosidad potenciada “a la n” por los medios, —más bien por los periodistas— siempre ávidos de notas de este tipo; y desde luego —como era de esperarse—abrillantadas por la efervescencia y malicia política que el mismo momento propiciaba.

La parte acusatoria de la frase de Salvador no resultaría extraña en lo absoluto. Como oposición siempre estuvo cuestionando al gobierno y acusándole de diferentes maneras. Lo que resultó imprevisto y risible para muchos, es la otra parte de la afirmación donde insinúa que la lluvia habría sido provocada.

¿Y es que acaso es posible inyectar las nubes y con ello provocar la lluvia? Pues desde luego que sí. Después de haberlo intentado por siglos con prácticas mágicas y rituales religiosos el hombre ha intentado manipular la lluvia sin éxito. Fue hasta la década de los 50’s del siglo pasado, que el hombre se vale de la ciencia y comienza a experimentar para provocar cambios reales en el clima; y desde menos de una década la práctica de "sembrar las nubes” —desde el aire o desde tierra— inyectando sustancias que aceleran la condensación y provocan la precipitación. Hoy es una práctica común. No menos de 60 países de los cinco continentes realizan este tipo de prácticas.

[…]

Los amigos de “el asilo”, que es como hemos bautizado en casa a la pulpería de la esquina, —ya que convoca diariamente a los viejitos de la cuadra en entretenidas tertulias vespertinas— me cuentan las burlas de las que era objeto Don Henry Merrian, ex-alcalde del Distrito Central a finales de los 70’s. La gente decía que el alcalde estaba loco pues construía puentes donde no había ríos, en alusión a los primeros puentes a desnivel que Merrian —arquitecto y desarrollador urbanístico— decidió erigir.

El punto a destacar en esta reflexión, no va en la línea de defender a Nasralla o a Merrian. Más bien me gustaría resaltar como la ignorancia y la desinformación hacen que las personas se apresuren a hacer juicios equivocados sobre las cosas. Y más allá de ello —y más trágico aun—, se conviertan en víctimas y títeres de quienes sí están informados.

Por siglos las masas han sido manipuladas con la desinformación. Ese es el escenario soñado para los mañosos, para los malvados, los abusivos, sus cómplices y apañadores que toman provecho del aturdimiento que provoca el circo mediático actual y toman ventaja de manera siniestra.

“La MACCIH es declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia” rezaban los titulares de prensa hace algunas semanas. Y en la información de fondo, —la que no es conveniente explicar— los torcidos CONSIDERANDOS; que dejan vulnerable a la UFECIC, brazo derecho de la Misión contra la Corrupción.

“Yo llegué un 5 de febrero de este año, y un periódico de la capital tenía a 10 figuras en la portada, todos ex-presidentes. Y decía el titular: “Ellos vienen a mediar y ya dieron el OK, vienen a mediar a Honduras”. Más o menos en una hora —de hacer algunas llamadas y preguntar—, me di cuenta que ninguno de eso 10 ex-presidentes había sido contactado, a ninguno se le había preguntado al respecto. Ahí comencé a conocer yo como se comportan los medios en Honduras” […]

Así testificaba Igor Sacha Garafulic, Coordinador de Naciones Unidas en Honduras, en una reciente entrevista televisiva.

Al parecer poco podemos hacer los ciudadanos comunes para contrarrestar esta ola infame de corrupción que nos asfixia no de hace poco. Pero uno de esas pocas cosas por hacer, es no dejarnos manipular. Empecemos por estar advertidos que el statu quo desea prevalecer. Por tanto, hará todo lo que esté a su alcance para engañarnos, para ocultarnos lo que realmente necesitamos saber; procurará mantenernos sedados en las primeras sillas cercanas al escenario circense; alimentará la ilusión de que se están haciendo esfuerzos honestos y concretos en el combate al delito… pero ¡Cuidado amigo lector, mucho cuidado! un avión podría estar inyectando nubes sobre su cabeza.

Un abrazo.

Att. W. Cruzant

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