Homosexualidad, Derechos e Iglesia.
“Roberto” (un joven que conocemos en la familia), cuenta que aproximadamente a sus 12 años mientras se miraba en el espejo, desnudo, le preguntó a Dios por qué le había hecho “así”; por qué experimentaba “esas cosas”. Pasó el tiempo y la respuesta no llegó. Tiempo después tomó la decisión de aceptar su condición sin más y declararse abiertamente homosexual con las repercusiones sociales que esto tuviere. Poco a poco el rechazo se hizo notar dentro de su iglesia, una congregación evangélica.
Un par de días atrás, se conmemoró el Día Internacional contra la Homofobia –señalado el 17 de mayo para conmemorar la eliminación, en 1990, de la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud (OMS)–.
Esto da pie para hablar un poco del tema que ─cada vez más─ todos hablan, menos nosotros los evangélicos. Y dentro de la iglesia evangélica quizá se hable aún menos, con las experiencias como la del Pr. Evelio Reyes (Pastor de la Iglesia Vida Abundante en Tegucigalpa) que fuera acusado de discriminación en perjuicio de miembros de la comunidad Lésbico-Gay, en agosto de 2013 ¿lo recuerdan?. (El pastor Evelio durante una jornada de oración en su iglesia elevó una oración pidiendo a Dios que “iluminara a los hondureños para que en las próximas elecciones no votaran por corruptos ni por homosexuales”).
Lo anterior vuelve esto una paradoja, pues “Roberto”─ y muchos homosexuales dentro de las iglesias─ necesitó que, en su momento y quizás aún hoy, se le hable acerca de su condición y cómo debe entenderla a la luz de las Sagradas Escrituras. Pero no solo él, sino las personas que son miembros de las comunidades de fe que les albergan; pues a pesar de saber que ellos están ahí y que tienen una orientación sexual distinta no tenemos idea de cómo abordarles y por tanto decidimos convenientemente obviar el tema y ellos… hacer lo mismo. Y por otro lado la paradoja se completa en el sentido de que al abordar el tema, los líderes religiosos son atacados por los grupos LGTBI en una supuesta defensa de sus derechos.
El pastor Evelio hizo en aquella ocasión referencia a los movimientos LGTBI e hizo una crítica fuerte hacia éstos y hacia la reforma hecha por el Congreso Nacional de Honduras al artículo 321 del Código Procesal Penal en el cual se restringe la libertad religiosa y de expresión para estos temas. Claro que no es lo mismo abordar el tema de la homosexualidad como un tema humano dentro de la iglesia a hacerlo de una manera abiertamente discriminatoria. Es decir, no es lo mismo condenar y señalar que amar y hacer misericordía.
Todavía la mayoría de evangélicos no tienen claro si la condición homosexual debe entenderse como algo con lo que se nace o algo que se adquiere. Tampoco está claro para la mayoría si la homosexualidad es el pecado o lo son las conductas desordenadas e inmorales que esta puede generar. Y mucho menos claro está para otros si la orientación sexual en el siglo XXI debe entenderse o no como un derecho humano.─tal como lo promueven los movimientos LGTBI─
Versículos insignes de las escrituras tales como Romanos 1:24-27 o 1 Corintios 6:9-10 que reza:
“ […] No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que roban, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones.”… (DHH)
…son predicados dentro de las iglesias. Sin embargo es curioso que ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los ladrones, ni los avaros, ni los maldicientes y menos aún los borrachos reciben el trato que se le da al homosexual dentro y fuera de las congregaciones.
Ahora, justo es también que hagamos un equilibrio respecto de esto; Esta semana en el programa radial “Carlos Readel Presenta” de HRN, el reconocido pastor fundador de Proyecto Victoria Mario Fumero, abordaba el tema y ─palabras más palabras menos─ expresaba que él no tiene ningún problema con respetar que una persona conviva con otra del mismo sexo, que él respetaba a las personas con orientaciones sexuales distintas; sin embargo lo que él no permite ─según decía─ es que estas personas impongan sus criterios sobre los que él tiene acerca del tema: “Lo que no toleraré es que los derechos que ellos tengan invadan y violenten los que yo tengo para pensar y opinar lo que creo acerca del matrimonio gay y la condición homosexual” decía el pastor Fumero.
A pesar de que algunos líderes religiosos de la iglesia evangélica hacen público su criterio acerca del tema, la voz oficial, la Confraternidad Evangélica de Honduras parece no tenerlo. Y no es extraño de acuerdo a la realidad misma de la iglesia evangélica en Honduras, que citábamos párrafos atrás. Si la mayoría de pastores no aborda el tema en sus congregaciones ¿Habría la Confraternidad de hacerlo?
Las bodas entre personas del mismo sexo son legales ya en 22 países. Otros Estados mientras tanto preparan normas para reprimir al colectivo LGTBI. Hay una realidad respecto del tema que no podemos ignorar más:
La primera encuesta a nivel mundial sobre las actitudes hacia las personas LGTBI encargada por ILGA (International Lesbian and Gay Association) muestra que el 45% de la población está en contra del matrimonio igualitario. En Europa –donde 12 países permiten las uniones civiles entre personas del mismo sexo pero no los matrimonios–, un 34% de los encuestados apoyan abiertamente las bodas gais; en África no llegan al 17%. La encuesta, realizada por la consultora canadiense Riwi Corp a través de entrevistas online a casi 97.000 personas de 65 países, muestra también que muchos ciudadanos creen que la homosexualidad es un fenómeno de los países desarrollados. […] Además, un cuarto de la población mundial, de media, opina que la homosexualidad debe ser un delito. […] [1]
Este es un tema amplio con diferentes aristas, que no se puede abordar en algunas líneas. Por ello la intención es fijar la atención en cómo el tema está tomando peso en el mundo y que debería hacer la iglesia evangélica en Honduras al respecto.
Interesante es ver las posturas de distintas órdenes religiosas que desde que estos temas empezaron a tomar fuerza, han dado a conocer de manera seria responsable y apegadas a su norma de fe, su opinión acerca del tema.
La conferencia episcopal española por ejemplo en su Conferencia Episcopal: Matrimonio, familia y uniones homosexuales (1994) en el Numeral referente a LA CONDICIÓN Y EL COMPORTAMIENTO HOMOSEXUAL reza:
«La existencia de personas que experimentan una atracción sexual exclusiva o predominante hacia otras del mismo sexo es un hecho conocido a través de los siglos y de las culturas. Hoy los medios de comunicación nos informan con cierta frecuencia de las acciones emprendidas por agrupaciones de personas homosexuales en diversos lugares del mundo, y también en España, con el fin de conseguir ser tratadas del mismo modo que las personas heterosexuales. »
«A este respecto queremos decir, en primer lugar, que los obispos deploramos que las personas homosexuales sean todavía objeto de expresiones malévolas y, mucho más, de acciones violentas. Condenamos con firmeza estos comportamientos que ignoran la dignidad de las personas y lesionan los principios más elementales de la buena convivencia civil. Sabemos bien que, con independencia de la orientación sexual e incluso del comportamiento sexual de cada uno, toda persona tiene "la misma identidad fundamental: el ser creatura y, por gracia, hijo de Dios, heredero de la vida eterna. Esta es la base de la inviolable dignidad de cada ser humano. De ella dimanan energías inagotables para luchar por la superación de los problemas personales y de las injusticias sociales. »
«la inclinación homosexual, aunque no sea en sí misma pecaminosa, debe ser considerada como objetivamente desordenada, ya que es una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral» y que «no se puede legitimar el desorden moral», indicando que la tolerancia «no podrá extenderse a los comportamientos que atentan contra los derechos fundamentales de las personas», entre los que cuentan «los derechos de las familias y del matrimonio como institución»
[…]
Para citar otro ejemplo la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha dado ha conocer también su postura en no pocas ocasiones… Gordon B. Hinckley Presidente de la Organización de 1995 a 2008:
«La gente nos pregunta acerca de nuestra posición con respecto a aquellos que se consideran 'gays' o lesbianas. Mi respuesta es que los amamos como hijos e hijas de Dios; aunque pueden tener ciertas inclinaciones que son poderosas y que pueden ser difíciles de dominar. La mayoría de la gente tiene inclinaciones de una u otra clase en diferentes épocas. Si ellos no actúan de conformidad con esas inclinaciones, entonces pueden seguir adelante como todos los demás miembros de la Iglesia. No es en sí el hecho de tener la condición de homosexual lo medularmente importante, son las prácticas generadas y/o asociadas a esta conducta lo que constituye pecado a los ojos de Dios […] Deseamos ayudar a esas personas, fortalecerlas, auxiliarlas en sus problemas y socorrerlas en sus dificultades; pero no podemos quedarnos sin hacer nada si se entregan a actividades inmorales, si intentan sustentar, por ejemplo, defender y vivir lo que llaman el matrimonio de personas del mismo sexo. Permitir semejante cosa sería restarle importancia tanto a la sumamente seria y sagrada base del matrimonio autorizado por Dios como al propósito mismo de éste que es el de tener hijos. »
Los grupos LGTBI han logrado ya, que en 18 países del continente (LATAM y el caribe) se apruebe la unión civil y el matrimonio entre personas del mismo sexo, en 5 de ellos ya es posible la adopción. Como iglesia evangélica debemos estar atentos a este y muchos temas, no solo para tener un pronunciamiento oficial ante la sociedad, que ya es bastante, sino además –y aún más importante– para hacer una atención integral a las personas dentro de nuestras congregaciones que temen hablar del tema y que son víctimas de la indiferencia y silencio cómplice que, al igual que temas como la pornografía, mercantilización de la fe, embarazo adolescente, desintegración de la familia etc… están minando y debilitando nuestras congregaciones y sociedad misma.
Nunca debemos renunciar al mandato sagrado de amar a los demás no importando su condición –tal como el Maestro lo haría– lo anterior sin embargo, no significa mantener un silencio cómplice cuando la institución de la familia es amenazada. Por ahora, vale la pena considerar las palabras del pastor Fumero y la del pastor Evelio Reyes que en su momento dijo:
«no es un asunto para crear controversia, pero no podemos permitir que grupos sin Dios, sin ley, sin límites, nos impongan sus ideales, nos impongan a la sociedad y quieran hacer ley su ruina personal»
[1] “El matrimonio homosexual avanza, las leyes anti-gay también” Diario el país / María R. Sahuquillo / 17 MAY 2016 - 18:58 CEST / http://internacional.elpais.com/internacional/2016/05/16/actualidad/1463413556_677101.html
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