top of page

Zapatos que crecen


Existen centenares de millones de niños que no tienen para comprar un par de zapatos. Y aunque pudieran necesitarían, siendo pequeños en crecimiento, un nuevo par al siguiente año.

Entonces, ¿porque no crear un zapato que crezca con el pie de los niños?


Pues por si no lo saben, existen. Esta simple y elemental idea se le ocurrió a Kenton Lee un joven estadounidense en un viaje que realizó a Kenia como voluntario en un orfanato. Kenton notó que los niños de la aldea cercana al orfanato, o no tenían zapatos, o los que tenían eran extremadamente pequeños y estaban rotos. Kenton consultó por qué lo de los zapatos pequeños; le dijeron que años atrás la comunidad recibía muchos zapatos donados para los niños pero que, no saben porque, no llegaron más donaciones. Ahí es donde Kenton comienza a pensar como cambiar las cosas.


¿Por qué algo tan lógico no se le había ocurrido a nadie antes? No lo sé, pero sospecho que a veces no se trata de capacidad. Parece que existen elementos que van allá de la inteligencia y la creatividad.


Creo que esto nos enseña algunas cosas:

Primero, la capacidad de Kenton de reconocer una necesidad. Parece obvio pero no lo es. Ver no es lo mismo que reconocer. Es más o menos la diferencia entre oir y escuchar. Ver una necesidad… todos, reconocer una necesidad… solo los más sensibles y atentos.


Nuestros países como bien hemos notado, están acostumbrados extender la mano y esperar la dádiva. Al parecer tenemos la idea de que quien está arriba está más calificado o en mejor posición de reconocer las necesidades. Algunos podríamos pensar que las necesidades se perciben claramente solo de arriba hacia abajo, o al menos que es más fácil. Es decir yo que tengo zapatos puedo darme cuenta más rápidamente de quien no los tiene. Puede ser, quizá por eso tenemos tanto “gringuito” ayudándonos; pero debemos saber que el estar descalzos no nos excusa de reconocer que necesitamos proteger nuestros pies. Si bien es cierto, hay quienes están en mejor posición en el mundo para ayudar, al pensar que la necesidad solo se reconoce de arriba hacia abajo estamos condenándonos por un lado a la dependencia pero por otro, y esto es aún peor, a NO RECONOCER NUESTAS NECESIDADES.


No necesitamos viajar como Kenton a los lugares más recónditos y limitados del planeta para percibir la necesidad, en nuestros escenarios de pobreza, precariedad, falencias en salud pública, educación, corrupción etc. Parece que la tenemos, pero ¡Atención!, podríamos estar rodeados de ellas y no reconocerlas. Por un lado, podríamos estar adoptando una actitud camaleónica que se acomoda al entorno, pero por otro, podríamos estar padeciendo de "miopía solidaria", de "anemia comunitaria".


Lo anterior podría llevarnos no logramos percibir más allá de lo evidente. A no reaccionar con presteza a la necesidad de cambio.


Cuanto se dice en nuestros países, día y noche, gobierno tras gobierno, de la necesidad de cambiar las cosas, de lo mal que estamos, de lo urgente de un cambio… y luego o pasa muy poco o no pasa nada. Vemos la necesidad pero no la reconocemos. Parece que carecemos de lo necesario para provocar el verdadero cambio en lo que ya de sobra vemos.


Mucho se nos habla de ver y ser sensibles a la necesidad de los demás, sin embargo la capacidad de percibir la necesidad tiene que ver, sí con ver al descalzo, pero además con ver nuestros propios pies desnudos o zapatos rotos. La mirada se enfoca mejor y es más asertiva cuando conocemos nuestras propias limitaciones e intentamos vencer esos obstáculos internos que afectan nuestra manera de ver. No es solo ver hacia abajo a un costado o al otro es ser capaces de ver hacia adentro. Kenton vio una necesidad en aquella comunidad, luego vio hacia adentro y encontró una manera. Fue sensible y ello le permitió accionar, lo segundo destacable en esta historia.


Segundo. Luego de pulir nuestra capacidad de reconocer la necesidad interna y externa a nosotros, está el hecho de accionar. Después de la tertulia cafetina donde se “arreglan” los problemas políticos, sociales, económicos y hasta espirituales del país, agotado el café no pasa nada.


El accionar a la necesidad no se puede dar sin el reconocimiento de la necesidad, si acaso ocurre sin reconocimiento, estaríamos hablando quizá de algo más cercano a la RSE que tan de moda está, o a la filantropía exentora de impuestos de algunos pudientes.


Y tercero yo diría que es el compartir lo que hemos hecho.

Si bien es cierto Jesús de Nazareth nos advierte que nuestra mano izquierda no debe saber lo que hace nuestra derecha, el maestro hablaba de alardear sobre aquello que hacemos por el necesitado. Este no es el caso. Hablamos de compartir el conocimiento y la experiencia de ayudar. La adversidad pocas veces se vence sola. Hemos sido creados como seres sociales. Nuestra historia nos ha enseñado que trabajamos mucho mejor en equipo. El mismo diseñador nos ha recomendado no pocas veces, que trabajemos hombro a hombro para ser mejores; Sintiendo la necesidades de los demás como las nuestras. ─ Dura tarea ─ Es necesario contar a otros la manera en que pueden hacer por los demás. No es cómo lo hice yo, sino cómo lo pueden hacer ellos.


Me gustaría ser más práctico y decir que es exactamente lo que debemos hacer cuando la necesidad se muestra y podamos reconocerla. Pero no puedo, cada persona actuará de acuerdo a su corazón, es decir a la sensibilidad y capacidad interna que le permita crear, innovar, proponer, bendecir y generar cambios.


¿Sabes cuan capaz eres de ver la necesidad?

  • Facebook Black Round
  • Google+ Black Round
  • Tumblr Black Round
bottom of page