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Grandes ciudades y Tegucigalpa


Les parecerá asombroso lo que a continuación contaré. Una amiga de mi esposa y su hija llegaron a visitarnos a nuestra residencia a solo un par de minutos del centro de la ciudad. Ambas, madre e hija han vivido en Tegucigalpa toda su vida, sin embargo era la primera ocasión en que juntas visitaban el centro. Para ser exactos hablamos de 17 años de no visitarlo. Por cierto la niña tiene 17 años.

Esto podría no ser tan asombroso, aun y cuando se trata de una ciudad pequeña y de mediana densidad poblacional; y podría no serlo porque para quienes habitamos en Tegucigalpa, “el centro” ha dejado de ser un atractivo por muchas razones. Inseguridad, insalubridad, pocas opciones recreativas, contaminación (auditiva, desechos, polución), congestionamiento, pocas opciones de compra y muchas más que ustedes mismos pueden añadir.

En las últimas décadas la ciudad ha experimentado un crecimiento demográfico considerable, de tal manera que se proyecta que en 2,050 Tegucigalpa pasará de sus actuales 1.2 millones de habitantes a 2 millones. Estos datos nos alertan a cerca de las medidas a tomar en cuanto a planificación urbana y desarrollo que harán que este crecimiento proyectado sea “normal” y no cancerígeno como es actualmente. Tegucigalpa crece actualmente muchísimo hacia el sur y suroeste, sin embargo lo está haciendo también hacia el norte y hacia el este. El problema de este tipo de crecimiento es que está sacrificando una de las variables clave en el desarrollo urbano sostenible: La DENSIDAD.

Recientemente en la Reunión anual de las asambleas de gobernadores del BID – CII celebrada hace un par de días en Bahamas, Luis Alberto Moreno, su presidente, exponía las formas en que las ciudades de nuestra región están reinventándose; y cómo muchas de nuestras ciudades emergentes que aún son pequeñas, pueden evitar los errores cometidos por las megaciudades. Concretamente habló de cuatro.

Primero la DENSIDAD. “Una Tegucigalpa más densa podría reducir los costos de infraestructura en la mitad.” Una ciudad en general que simplemente deja crecer la mancha demográfica de una manera orgánica y arbitraria está inflando las inversiones a futuro. Será mucho más costoso por ejemplo, desplazar personas entre puntos distantes que lo contrario. Por otro lado, mayores distancias obligan a mayor inversión en infraestructura urbana (calles, sistemas de transporte público, urbanización de zonas, comunicaciones etc). Si recuperamos zonas despreciadas de donde la gente está huyendo, evitaremos que la gente se desplace a la periferia y haremos que potenciales habitantes deseen vivir en la zona. Se trata de volver atractivos todos los espacios ya habitados. Casi un sueño sería, por ejemplo limpiar y depurar el rio Choluteca. ¿Se imaginan un parque en las riveras del rio desde Café el Indio hasta el puente del Chile? Se vale y se necesita soñar.

Segundo la MOVILIDAD. En ciudades grandes de la región como Bogotá, Lima, Sao Paulo y México, las personas gastan 35 horas al mes desplazándose desde y hacia sus trabajos. Esto se traduce en cerca de dos meses al año. Un gran sacrificio de productividad. En Tegucigalpa desplazarse desde Los próceres a una residencial del sur como Las Uvas o El Sauce, puede tomar hasta 3 horas en el famoso “anillo de diamantes”.La movilidad por tanto es clave. Es una pena que el esfuerzo del Trans 450 haya resultado un fiasco, pues son éstas precisamente las soluciones clave que dan respuesta a temas de movilidad. Un metro puede resultar muy oneroso para una ciudad como la nuestra, sin embargo estos metrobuses (autobuses de transporte rápido) propone una manera más económica y práctica para el desplazamiento. 65 ciudades de AL y el caribe ya los utilizan.

Valparaíso, Rio, La Paz y Medellín entre otras, nos dan un buen ejemplo de cómo optimizar la movilidad, instalando funiculares que desplazan personas desde las escarpadas montañas evitando lo que en Tegucigalpa vemos a diario: Enormes buses amarrillos que bajan desde Los Profesores hasta el centro de la ciudad o desde El Carrizal hasta Comayagüela, desde La Japón Buenos Aires, El bosque, El Reparto etc... hasta las zonas más bajas de la ciudad. Con las pequeñas calles con que cuenta la ciudad estas opciones serían de gran ayuda. Por tanto la movilidad se vuelve clave para hacer más eficiente el crecimiento y desarrollo de la ciudad.

En tercer lugar la SEGURIDAD CIUDADANA. Basta con conocer que de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 41 están en América latina. “Si no podemos ofrecer condiciones seguras para los negocios y las familias, éstas se alejarán” … y con ello la inversión y el desarrollo de nuestras ciudades. De nada servirá por tanto poseer una gran infraestructura si no hay seguridad. Alienta un poco que el presidente Moreno haya puesto de ejemplo a Honduras en la reducción de violencia, aun con los últimos escándalos que involucran a la policía nacional. Lo cierto es que aunque dejamos de ser el país más violento del mundo, necesitamos trabajar muchísimo más para alejar nuestras ciudades de esos despreciables sitiales, y generar con ello más oportunidades de inversión. Ojalá algunos medios de comunicación locales y amarillistas lo vieran de esta manera.

La última manera en que la ciudades están reinventándose es aprovechando al máximo su TALENTO HUMANO. El talento humano en nuestro tiempo es tan móvil como nunca lo ha sido. Las ciudades deben aspirar a cautivar la mayor cantidad de talento humano posible. Si no bien un Silicon Valey, las ciudades deben aspirar a ser al menos un escenario atractivo para desarrollar empresas y emprendimientos. Vale mencionar que en esta competencia Tegucigalpa no anda tan mal. Recientemente conocí estadísticas que ubican la capital de Honduras entre las ciudades de la región mejor conectadas a la red. Este tipo de cosas atraen el talento y la inversión. Pertinente es también el ejemplo de los angloparlantes en Honduras, que gracias a ser más en la región, han vuelto a la ciudad un destino atractivo para compañías tipo call center.

Montevideo, debido a su elevado nivel de vida, buena educación pública y una creciente comunidad de desarrolladores de software, logró que Uruguay triplicara sus exportaciones en la última década.

En conclusión. Tegucigalpa puede llegar a ser, si bien no una Seattle (o quizás sí), al menos una ciudad que con visión, creatividad y responsabilidad alza la vista y planifica como manejará el inevitable crecimiento poblacional y como convertirá esa tendencia en una fortaleza que la convierta en lo que las ciudades son: EL MAYOR INVENTO DE LA HUMANIDAD.

W. Cruzant

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